¿Qué es el mapeo del flujo de valor?

El mapeo del flujo de valor es una técnica lean para analizar los procesos, identificar las áreas que generan desaprovechamiento y optimizar los flujos de trabajo.

En la fabricación lean, el mapeo del flujo de valor examina todos los pasos que intervienen en la transformación de los materiales en productos, incluyendo la logística, el almacenamiento y las líneas de montaje, y busca hacerlos más eficientes.

Este proceso consiste en trazar un mapa del proceso de principio a fin, identificando los distintos tipos de residuos, como el exceso de producción, los tiempos de espera, el movimiento y los defectos, y luego crear y aplicar un plan para reducir esos residuos en la medida de lo posible.

El movimiento Lean Software mostró cómo el pensamiento y las técnicas Lean –incluyendo el mapeo del flujo de valor– podían aplicarse al ciclo de vida del desarrollo de software para hacerlo más eficiente y mejorar lo que se entrega a los usuarios.

La filosofía Lean complementa los principios de Agile y DevOps, que hacen hincapié en las ventajas de los ciclos iterativos con bucles de retroalimentación continuos y en la necesidad de incorporar la calidad como forma de ofrecer valor más rápidamente.

La creación de un mapa de flujo de valor de su proceso de desarrollo de software puede ser un ejercicio útil tanto si ya ha implementado un proceso de CI/CD como si está empezando.

El mapeo de todos los pasos, personas y herramientas implicadas –desde las ideas hasta el diseño, el desarrollo y el lanzamiento– permite visualizar todo el ciclo de vida del producto.

A continuación, puede utilizar ese mapa para facilitar los debates entre los equipos de desarrollo y operaciones, creando una comprensión compartida del valor que añade cada paso, junto con las dudas y motivaciones de todos los implicados.

Una vez esbozado el proceso, puede empezar a identificar los casos de desperdicio, es decir, las actividades que no añaden valor para el usuario (ya sea directamente, en forma de características deseadas, o indirectamente, por ejemplo, manteniendo la estabilidad del producto).

Los tipos de desperdicio identificados en el Lean Manufacturing se han adaptado para el desarrollo de software e incluyen:

Funcionalidades no deseadas

Al igual que la sobreproducción en la fabricación, crear funcionalidades que no se utilizan es un despilfarro. Trabajar en pequeños incrementos que se entregan con frecuencia, adoptar un enfoque de producto mínimo viable y recoger continuamente –y escuchar– los comentarios sirve para informar sobre lo que se está creando y evitar que se pierda tiempo y esfuerzo en características que no se utilizan.

Cambio de tareas

Cambiar constantemente de una tarea a otra es un desperdicio, porque impide entrar en un estado de flujo. Cada vez que se le interrumpe durante una tarea, tiene que dedicar un tiempo a recuperar la concentración adecuada antes de volver a ser productivo. Disponer de un proceso totalmente automatizado que no requiera la intervención manual para activar cada etapa de las pruebas ayuda a evitar el cambio de tareas. Del mismo modo, utilizar las alertas con cuidado, de modo que solo se le interrumpa cuando sea esencial (como un fallo en producción pero no una prueba unitaria fallida), ayuda a evitar el cambio de tareas innecesario.

Esperas

Una de las formas más evidentes de despilfarro, los retrasos en cualquier fase del flujo de trabajo acaban por ralentizar el avance hacia el mercado. La reducción de las transferencias entre personas y la automatización de todo lo que puede ser automatizado –creación, pruebas, despliegue y entrega de feedback– reducirá el tiempo de espera.

Procesos adicionales

Crear procesos y procedimientos excesivamente complejos cuando algo más sencillo lograría los mismos resultados requiere más tiempo y recursos para su implementación y mantenimiento. Los ejemplos pueden ir desde complicar en exceso el despliegue a los entornos de puesta en escena hasta exigir evaluaciones de riesgo antes de cada lanzamiento. Comprender qué es lo que motiva cada paso le ayudará a determinar si un proceso más sencillo será suficiente.

Defectos

Los defectos crean trabajo extra y solucionarlos una vez encontrados requiere tiempo, además de impactar negativamente en la experiencia del cliente si llegan a la producción. Trabajar en pequeños incrementos que se comprueban automáticamente es una forma demostrada de incorporar la calidad, lo que ayuda a detectar los problemas en una fase temprana y facilita la identificación de la causa de un problema. Cuando se encuentran defectos en la producción, tener la capacidad de publicar una solución rápidamente minimiza el impacto en los usuarios.

Trabajo parcialmente realizado

Conocido como inventario o exceso de existencias en un contexto de fabricación, el trabajo parcialmente realizado no aporta valor a los usuarios y ralentiza la entrega de otras funcionalidades y mejoras. La causa suele ser el inicio del desarrollo de algo antes de que esté listo, lo que provoca retrasos. Al mismo tiempo, se comprenden mejor las necesidades de los usuarios y, a continuación, se reajustan para dar cabida a los nuevos requisitos.

Traspasos

Cuando el trabajo tiene que pasarse a otro equipo para completar la siguiente fase, se añade un retraso (ya que el siguiente equipo puede no estar preparado para empezar el trabajo inmediatamente) y requiere la transferencia de conocimientos, ya sea mediante reuniones o documentación escrita. A menudo se pierde algo de información en el proceso y hay que redescubrirla. Todo esto supone una pérdida de tiempo y esfuerzo, y ralentiza el proceso. Minimizar los traspasos con equipos interfuncionales que se encargan de todo el ciclo de vida ayuda a reducir este tipo de despilfarro.

Una vez identificadas las partes residuales de su proceso, es hora de empezar a abordarlas.

De acuerdo con los principios de Lean, DevOps y Agile, es una buena idea implementar los cambios de forma incremental, supervisando el impacto de los cambios, continuando con la recopilación de feedback y ajustando el curso sobre la marcha.

Por último, no deje que el mapeo del flujo de valor se convierta en un ejercicio de despilfarro en sí mismo. Aunque es posible dedicar mucho tiempo a aprender los símbolos correctos y transferir los resultados a una herramienta de mapeo para crear un activo digital, a menudo se puede empezar con una simple sesión de pizarra para tener una idea inicial de lo que se puede ganar con un ejercicio de mapeo del flujo de valor.